El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, advirtió este jueves que su país "responderá en consecuencia" a lo que calificó como "caza de brujas", luego de que el Supremo Tribunal Federal de Brasil condenara al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de cárcel por liderar una asonada golpista en 2023.
"Continúan las persecuciones políticas de Alexandre de Moraes, sancionado por violar los derechos humanos, luego de que él y otros miembros de la Corte Suprema de Brasil decidieron injustamente encarcelar al expresidente Jair Bolsonaro. EE.UU. responderá en consecuencia a esta caza de brujas", escribió el alto funcionario en su cuenta de X.
Previamente, el presidente estadounidense, Donald Trump, valoró la sentencia como "sorprendente" y destacó las cualidades que, a su parecer, caracterizan a Bolsonaro. "Lo conozco bastante bien. Un líder extranjero. Pienso que fue un buen presidente de Brasil. Y es muy sorprendente que esto pudiera pasar […]. Pero solo puedo decir esto: lo conocí como presidente de Brasil. Era un buen hombre", sostuvo.
Bolsonaro, manzana de la discordia
El proceso judicial contra el ex jefe de Estado por su participación en la trama sediciosa abrió una grieta en la relación entre Washington y Brasilia. En julio pasado, Trump aseveró que Brasil estaba "haciendo algo terrible en su trato al expresidente Jair Bolsonaro", tachó la causa como una "caza de brujas" y afirmó que "él no es culpable de nada, excepto de haber luchado por el pueblo".
Sus expresiones fueron rechazadas por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien acusó a su homólogo de inmiscuirse en asuntos internos del país suramericano.
"Defender la democracia en Brasil es asunto de los brasileños. Somos un país soberano. No aceptamos injerencias ni tutelas de nadie. Contamos con instituciones sólidas e independientes. Nadie está por encima de la ley, especialmente quienes violan la libertad y el Estado de derecho", advirtió entonces.
La situación escaló todavía más cuando Trump, al anunciar la imposición de aranceles a Brasil, invocó el juicio contra Bolsonaro como una de las causas para adoptar la medida. "Es una vergüenza internacional. Este juicio no debería llevarse a cabo. ¡Es una cacería de brujas que debería terminar inmediatamente!", alegó en un decreto publicado el pasado 9 de julio.
Lula no solo refutó con cifras las bases económicas de la decisión estadounidense, sino que reiteró su oposición a cualquier forma de injerencia en el accionar de las instituciones de su nación.
"Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales", replicó en una extensa publicación de X.
Amenaza de uso de la fuerza
El pasado martes, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que "el presidente [Donald Trump] no tiene miedo de usar el poder económico y militar de EE.UU. para proteger la libertad de expresión en todo el mundo", al ser preguntada sobre la relación entre su país y Brasil.
Su comentario, que aludía tanto a la imposición de aranceles como a la causa contra Bolsonaro, fue rechazado de manera contundente por Brasilia, que condenó en un comunicado "el uso de sanciones económicas o amenazas de fuerza" contra la democracia de su país.
"El primer paso para proteger la libertad de expresión es defender la democracia y respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Esto es deber de los tres poderes del Estado, que no se dejarán intimidar ante ningún ataque a nuestra soberanía", señala el texto, en el que también se recoge que "el Gobierno brasileño repudia el intento de fuerzas antidemocráticas de utilizar a gobiernos extranjeros para coaccionar a las instituciones nacionales".